Escenarios futuros y adaptación al cambio climático del cordón litoral de la Manga del Mar Menor
Evalución de alta resolución de la exposición, vulnerabilidad y riesgo al cambio climático de la costa de la Región de Murcia y elaboración de planes de adaptación









La Región de Murcia es una región costera que posee un litoral de gran extensión y riqueza, con numerosos ecosistemas y espectaculares paisajes. Además, su economía depende, en gran medida, de su costa ya que alberga desde actividades muy tradicionales como la pesca, hasta otras como el turismo masivo de sol y playa o el transporte marítimo, así como infraestructuras y núcleos urbanos de gran importancia para la región. El pasado nos ha enseñado que la franja costera y la línea de costa son altamente dinámicas y que presentan una importante variabilidad natural.
Desafortunadamente, el modelo de desarrollo económico implantado, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, y la explotación extensiva de los recursos costeros, han supuesto una gran amenaza para el litoral, incrementando su exposición y vulnerabilidad en muchas zonas debido a la presión urbanística y la degradación sufrida. Como parte de este desarrollo, la urbanización ha modificado y rigidizado la costa, condicionando la variabilidad natural.
La construcción de edificios y carreteras sobre dunas y cordones litorales; la desecación de marismas y lagunas costeras y la construcción de diques y espigones han contribuido a dicha rigidización del litoral.
A estas presiones de origen antrópico hay que añadir la amenaza del cambio climático. Los cambios en el régimen de la temperatura atmosférica y de la precipitación, el incremento en la frecuencia de eventos meteorológicos y climáticos extremos son, hoy día, alguno de los factores inductores de riesgos en la costa más conocidos. Sin embargo, en el ámbito costero, otros factores de origen marino como: el aumento del nivel medio del mar, el incremento de la temperatura superficial del mar y las olas de calor marino asociadas, los cambios en los niveles del mar extremos o en la dirección e intensidad del oleaje o la acidificación, son determinantes a la hora de abordar los riesgos de inundación, erosión u otro tipo de impactos sobre los ecosistemas marinos.
Dentro de la Región de Murcia, la Manga del Mar Menor es un importante cordón litoral que tiene una longitud de unos 20 kilómetros, una anchura que oscila entre 100 y 1200 metros y se extiende desde el cabo de Palos hasta las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar.
La Manga es la causante de la formación del Mar Menor, la mayor laguna litoral de España. La Manga y el Mar Menor forman un elemento geomorfológico y ecológico singular, presionado por el desarrollo urbanístico y las actividades ligadas al turismo. Por ello, se configura como un elemento altamente expuesto a los impactos costeros de erosión e inundación derivados del cambio climático.
La definición de un plan de adaptación de la costa frente a los efectos del cambio climático requiere la definición de estrategias para reducir riesgo. Para ello se debe actuar de forma individual o conjunta sobre las componentes de ese riesgo: la peligrosidad y los impactos, la exposición o la vulnerabilidad. Las estrategias posibles para reducir el riesgo por erosión e inundación abarcan desde el abandono controlado, la protección y la acomodación, hasta el avance o progresión hacia el mar.
Con el fin de reducir el riesgo de erosión y de inundación en la Manga del Mar Menor, se propone un plan de adaptación en el que se combinan el retroceso controlado y la protección de la costa mediante cuatro medidas que consisten en implementar: elementos de contención del sedimento, elementos para la defensa de la costa, restauración de los servicios ecosistémicos e instrumentos para la reducción de la exposición.
Dentro de este plan de adaptación, se ha hecho un análisis de alta resolución y propuestas de adaptación para tres emplazamientos concretos: la playa del Mojón, la Ensenada del Pudrimel, y la playa del Estacio.
La playa del Mojón se encuentra en un tramo costero delimitado al norte por el puerto de Torre Horadada en Alicante y el puerto de San Pedro del Pinatar en la Región de Murcia al sur. Las dinámicas marinas dominantes generan un transporte de sedimentos hacia el sur y la playa se encuentra rigidizada por un paseo marítimo que protege viviendas cimentadas muy próximas a la orilla del mar. En la actualidad, las corrientes longitudinales generadas por el oleaje barren el sedimento desde el tramo norte del paseo hacia el sur, descalzando su cimentación, desprotegiendo las viviendas adyacentes y reduciendo el área de playa seca.
La primera medida es la reducción de la exposición mediante la recuperación del Dominio Público Marítimo Terrestre invadido por un conjunto de edificaciones construidas sobre la duna y sin protección del paseo marítimo.
La segunda medida consiste en la contención del sedimento mediante la construcción de un dique de apoyo frente a la avenida el Saladero de 120 metros de longitud que propicia la estabilización de la línea de costa en todo el frente marítimo del Mojón.
La tercera medida se basa en la restauración de los servicios ecosistémicos mediante una regeneración dinámica apoyada en el dique que se realiza cuando la anchura mínima de playa es inferior 10 metros mediante actuaciones que dotan a la playa de al menos 30 metros de anchura.
La ensenada del Pudrimel un tramo costero delimitado al norte por la playa del Pudrimel y al sur por la playa del Esparto. Es un sistema encajado cuya forma en planta en equilibrio responde al encaje entre las puntas rocosas del Pudrimel y del Cocedor. Las dinámicas marinas son suaves por el efecto abrigo de los salientes rocosos, sobre todo en los extremos de la ensenada, lo que ha propiciado un desarrollo urbanísitico extenso con invasiones del sistema playa-duna. En la actualidad, el sistema está en equilibrio, pero la anchura disponible de playa es muy reducida en la zona norte del Pudrimel y al sur de la playa del Cocedor, llegando a ser inferior a 10 metros en algunos puntos.
La primera medida consiste en la reducción de la exposición mediante la recuperación del Dominio Público Marítimo Terrestre invadido por un conjunto de edificaciones construidas sobre la duna y completamente desprotegidos frente a la acción del oleaje en los tramos central y sur de la ensenada.
Complementariamente se plantea una segunda medida orientada a contener el sedimento mediante dos diques de 120 metros de longitud, frente a la urbanización Punta del Cormorán en la playa del Pudrimel y frente a la calle Oasis en la playa del Esparto. Dado el equilibrio estático en el que se encuentra la ensenada, la construcción de estos diques perpendiculares a la costa busca zonificar los tramos norte y sur y evitar que los rellenos vertidos en esa zona se dispersen en toda la bahía por acción de las dinámicas.
La tercera medida consiste la restauración de los servicios ecosistémicos mediante una regeneración dinámica que se inicia con un vertido en el presente de 20.000 en la zona norte y 60.000m3 en la zona sur garantizando una anchura mínima de 15 metros de playa.
El tramo situado entre las playas del Estacio y Levante, está formado por dos segmentos costeros separados por la punta de Calnegre pero con un comportamiento similar. El primer segmento, situado al norte, comprende las playas del Estacio, Punta Seca, de las Gaviotas, el Arenal, del Pedrucho, Eurovosa y del Banco del Tabal. Al sur de la punta de Calnegre, se encuentran las playas de Galúa, del Barco Perdido, de las Amoladeras y de Levante. Es un tramo costero en el que el trasporte longitudinal de sedimentos es prácticamente nulo y la forma en planta de la playa está condicionada por una laja rocosa que discurre casi paralela a la línea de costa, a una distancia que varía entre 200 y 400 metros y ejerce la función de dique sumergido, limitando la energía del oleaje incidente y estabilizando la línea de costa.
La primera medida consiste en recuperar las invasiones del Dominio Público Marítimo Terrestre, reduciendo así los elementos expuestos. La segunda medida se centra en estabilizar la línea de costa mediante una reconstrucción artificial de los huecos presentes en la laja rocosa con el fin de mimetizar su comportamiento hidrodinámico y morfológico, sin olvidar sus beneficios medioambientales ligados a la fijación de flora y fauna. En el caso de la continuidad de la laja, las corrientes de retorno que barren el sedimento del frente de playa hacia el mar, desaparecen. Con el fin de recuperar los beneficios ecosistémicos de las playas tras la erosión debida al aumento del nivel medio del mar, la tercera medida consiste en una regeneración dinámica que garantice que la anchura mínima del tramo no caiga por debajo de 10 metros.