Ecoparque y cementerio de cenizas
Anteproyecto de ecoparque y cementerio de cenizas en Belmonte de Tajo







Enterrar a los muertos ha sido, desde hace milenios, de suma importancia para el sujeto. En la Grecia y Roma antiguas se temía la muerte menos que a la privación de la sepultura como lo vemos bien, por ejemplo, en la Antígona de Sófocles. Este es un paso muy importante después de la muerte de un ser querido, que otorga al sujeto las herramientas simbólicas para tramitar el sinsentido que la muerte comporta.
Cada vez es más frecuente encontrar cementerios que adecuan espacios para depositar las cenizas de nuestros seres queridos. Estos lugares, que comúnmente se han empezado a llamar cementerios de cenizas, se están popularizando por ofrecer, al mismo tiempo, un lugar físico y permanente donde recordar a aquellos que son incinerados y, además, una alternativa sostenible con el medio ambiente. La práctica de la incineración, frente a la inhumación de los cuerpos, es una práctica mucho más utilizada hoy en día que tiempo atrás. Esto plantea el problema de dónde depositar las cenizas de nuestros seres queridos; pues por razones ecológicas, no está permitido esparcirlas libremente en cualquier lugar que nos resulte especial. Por ello en nuestros días existe una demanda creciente de espacios, en entornos naturales, donde depositar las cenizas de seres queridos.
Los expertos en duelo también aseguran que la falta de un lugar físico donde honrar la memoria de un difunto, como es la sepultura tradicional en un cementerio, puede causar aflicción y prolongar la sensación de pérdida. Gracias a estos nuevos espacios para depositar las cenizas se ofrece solución a este problema. A la hora de enterrar las cenizas del difunto en estos cementerios de cenizas se sepultan urnas biodegradables junto a una placa conmemorativa y una planta aromática o un árbol para recordar la memoria del difunto. Una bonita forma de recordar a aquellos que se han ido y de ayudar a preservar el medio ambiente. Las urnas biodegradables se integran en la naturaleza, de modo que las cenizas se descomponen en la tierra húmeda y se funden con el jardín funerario en poco tiempo.
Debido a la naturaleza de la propuesta, se estima oportuno considerar que la actividad ecoparque para el enterramiento y esparcimiento de cenizas de personas y mascotas, no debe ubicarse en un entorno no urbano, ni urbanizable. Esta actividad, por extensión, requiere de unas condiciones que no le son posibles en suelo urbano. Además, se precisa de un entorno natural para el desarrollo de zonas de sepultura y ceremonia en contacto con la naturaleza, lejos del ruido e impacto de los núcleos urbanos.
No en vano se trata, de un parque en el que se devuelve al medio las cenizas de forma controlada y sostenible. Un lugar de paz y descanso en conto con la naturaleza. Un paisaje del recuerdo. Por ello la propuesta integra el ecoparque de cenizas en un entorno rural, dónde se adapta a los cultivos existentes y campos abandonados reactivándolo y dotándoles de una nueva vida, sin desvirtuar su carácter. Los campos de cultivo existentes se mantienen y únicamente se interviene en aquellos ámbitos en que los campos han sido abandonados o no son aptos para el cultivo, mejorando y activando de este modo parcelas yermas ya deterioradas.
La propuesta se considera ligada a usos propios del tipo de suelo y las construcciones que se plantean son las imprescindibles para el desarrollo de la actividad. No obstante, es importante destacar que, aunque la extensión del ámbito es amplia, la intensidad de las trasformaciones del medio son mínimas, puesto que se trata meramente de un acomodación del paisaje existente para servir como eco-parque de cenizas y las construcciones previstas persiguen únicamente permitir el adecuado desarrollo de la actividad.
Tras una aproximación al lugar y sus potencialidades, se han definido los criterios de intervención y de programa para desarrollar en el ecoparque- cementerio de cenizas.
Uno de los objetivos principales ha sido disponer de diferentes formas de acceso vinculadas a los diferentes usos del conjunto.
El acceso rodado principal se ubica vinculado a la parte nordeste del recinto, cercano al camino histórico y a la vez accesible desde la carretera mediante el camino de Descalzaperro.
Esto permite disponer de un acceso a la edificación a una cota superior, evitando la mayor parte de la topografía, además de permitir unas visuales sobre el valle. En este enclave se sitúa el aparcamiento de vehículos.
Se dispone de otro acceso éste a pie, en la parte Norte de la parcela, accesible desde el camino histórico y anexo a la zona de parque. La topografía se resuelve mediante unos pequeños escalones que resuelven el acceso a la plataforma superior sobre el camino.
El tercer acceso, permite la entrada al volumen inferior, vinculado al mantenimiento del conjunto.
A nivel de movilidad interior, se busca mantener en la medida de lo posible los desplazamientos existentes de la parcela y se añaden nuevos trazados, resiguiendo la topografía. Se proponen movimientos suaves que invitan al recorrido en las ascensiones y descensiones, con pendientes máximas del 5%. Estas sendas están vinculadas a espacios de estancia y puntos de encuentro y reunión con mobiliario sencillo.
A nivel arquitectónico, la propuesta del cuerpo principal se configura en un único edificio situado a norte-sur. La ubicación de la fachada sur permite la captación solar en invierno y la protección mediante un alero continuo en verano.
El edificio se sitúa a cota de pie plano en la fachada sur y ligeramente elevado en la fachada norte, debido al desnivel existente.
El acceso principal se realiza a través de un vestíbulo, en la parte central del edificio, por la fachada sud, frente al cual se sitúa la recepción.
Junto a la recepción se proyecta un espacio semi-exterior de reunión caracterizado por un árbol en el centro del lugar.
El edificio dispone de un distribuidor que recorre de este a oeste el conjunto, con pequeños espacios y rincones para la reunión.
Las diferentes salas de velatorio son modulares y se reparten buscando las diferentes vistas y manteniendo la privacidad.
A lo largo del edificio se disponen de diversas salidas para acceder a los espacios exteriores.
En el extremo este se sitúa un pequeño taller y almacén. Éste también es accesible por una puerta lateral que permite independizar los accesos.
En el extremo oeste, se encuentra el volumen con los equipos de climatización. El módulo es un espacio semi-exterior.
La configuración del conjunto permite, por fases, la ampliación en el tiempo según las necesidades de cada momento.